De padres sirios, Asma nació en Londres en 1975 donde creció y se formó. Tras estudiar informática, entró a trabajar en la banca JP Morgan. A los 25 años conoció a Bashar Al-Assad, con el que lleva casada desde el año 2000.
Cuando llegó a Siria, país que su marido ya gobernaba, se la consideró como un soplo de aire fresco, pero con el tiempo ha probado que no ha sido así.
" Aquí todo va bien"., le aseguró a Rania de Jordania en una conversación telefónica ( mal nacida).
En sus correos ha ido más lejos y se ha mostrado de acuerdo con la política represora de su marido.
" El presidente es el presidente de Siria, y la primera dama le apoya en su papel". Para ella está claro que Al-Assad " no tiene otra opción" que hacer frente a los sublevados.
Su firme defensa del presidente y su obsesión por mantener su alto nivel de vida han provocado que la Unión Europea aprobara incluirla en su lista negra y no pueda viajar al continente.
Asma Al-Assad tiene doble nacionalidad ( sigue conservando la británica), por lo que sí podría desplazarse a su país natal, aunque es muy posible que evite hacerlo para ahorrarse problemas diplomáticos.
Dada esta situación, la primera dama siria estará un tiempo sin visitar Harrod´s almacenes donde solía gastarse grandes cantidades de dinero.Quizas, no se resistirá a estar pendiente de sus ofertas y realizará compras por Internet, como ya ha hecho en alguna ocasión con seudónimos como AAA o AK.
El corazón de Asma es tan grande que a pesar de los civiles que siguen muriendo en su país (el pasado mes de marzo fue el más sangriento, con más de 6000 fallecidos) ha renovado el mobiliario de la residencia presidencial, adquiriendo mesas y lámparas por valor de 12.000 euros o un jarrón de la dinastía Ming de 3200 euros.
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